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lunes, 26 de diciembre de 2011

Apología del Libro de Toth (I)

Para estudiar el problema del Libro de Toth, debemos situarnos en esta hipótesis de una antiquísima civilización preegipcia. Toth es un personaje mitológico, más divino que humano, el cual, según todos los documentos egipcios que poseemos, fue anterior a Egipto. En el instante del nacimiento de la civilización egipcia, hay que suponer que los sacerdotes y los faraones poseían el libro de Toth, que era, probablemente, un rollo o una serie de hojas de papiro que contenían todos los secretos de los diversos mundos y daban un poder considerable a sus poseedores.


2500 años antes de Cristo, los Egipcios conocían ya la escritura y componían libros. En la literatura egipcia de esa época encontramos ya tratados de ciencia y de medicina, textos religiosos ¡e incluso obras de ciencia-ficción! Por ejemplo, el relato de las aventuras del faraón Snofru, padre de Keops, es una verdadera novela de anticipación, con extraordinarios inventos, monstruos y máquinas. Podría haber sido publicada en nuestros días y nadie sospecharía un origen de ¡25 siglos a. de J.C.!

El libro de toth debía de ser, pues, un papiro antiquísimo ( si era papiro ), copiado en secreto en sucesivas ocasiones, y cuya antigüedad se remontaría a 10.000 o quizás 20.000 años. Pero un objeto material no es en modo alguno un símbolo. Un objeto material que podía ser destruido, principalmente, por el fuego. Veamos lo que fue de él. Pero fijémonos ante todo en el propio Toth. Este es representado como un ser humano con cabeza de ibis. Tiene en la mano una pluma de caña y una paleta con la tinta que se utilizaba para escribir sobre pergamino. Sus otros dos símbolos son la luna y el mono. Según la tradición mas antigua, invento la escritura y actuó de secretario en todas las reuniones de los dioses. Esta asociado con la ciudad de hermópolis, de la que sabemos muy poco, y con unos reinos subterráneos de los que aun sabemos menos.(¿Agartha - Sangrilla?) Trasmitió la escritura a la Humanidad y escribió un libro fundamental, el mas famoso y antiguo de todos los libros, que contenía el secreto del poder ilimitado.

La primera alusión a este libro aparece en el papiro de Turis, descifrado y publicado en Paris, en 1868. Este papiro relata una conspiración mágica contra el faraón, conspiración encaminada a aniquilarlo, junto con sus principales consejeros, por medio de hechizos practicados con figuritas de cera construidas a su imagen y semejanza. La represión fue terrible. Cuarenta funcionarios y seis encumbradas damas de la Corte fueron condenados a muerte y ejecutados. Otros se suicidaron. Entonces, el libro condenado de Toth fue quemado por primera vez. Este libro reaparece más tarde en la historia de Egipto, en manos de Kanuas, hijo de Ramses II. Por lo visto, este poseía el original, escrito de puño y letra de Toth, y no por un escriba. Según los documentos, este libro enseñaba la manera de mirar al sol cara a cara. Confería poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes. Daba la facultad de interpretar los medios secretos utilizados por los animales para comunicarse entre ellos. Permitía resucitar los muertos y obrar a distancia.

Naturalmente, un libro como este constituye un peligro insoportable. Kanuas quema el libro original, o pretende hacerlo. Como el mismo texto dice que el libro, nacido del fuego , es incombustible, el relato es contradictorio. Pero si se produjo realmente esta "desaparición", la misma fue solo provisional. El libro reaparece en las inscripciones de la "estela Metternich", llamada así porque fue regalada a Metternich por Mohamed Alí Bajá. La estela fue descubierta en 1828, y data del año 360 a. de J.C. A escala de la historia egipcia es, pues, un documento moderno. Aparecen representados en esta estela más de trescientos dioses y, entre ellos, los dioses de los planetas que giran alrededor de otros astros. La mayoría de los descifradores modernos de esta estela, dicen que interesaría mucho a los autores de ciencia-ficción El propio Toth anuncia en esta estela, que hizo quemar su libro y que expulsó al demonio Set y a los siete señores del mal.

Esta vez, la cuestión parece solventada. En el año 360 a. de J.C., el libro de Toth es solemnemente destruido. Sin embargo, la historia no ha hecho más que empezar. A partir del año 300 a. de J.C., (apenas 60 años después) vemos aparecer de nuevo a Toth, identificado esta vez con Hermes Trismegisto, fundador de la alquimia. Y todo mago que se respete, particularmente en Alejandría, alardea de poseer el libro de Toth ; pero este libro no aparece nunca: cada vez que un mago se jacta de poseerlo, un accidente pone fin a su carrera.

Entre principios del siglo 1 a. de J.C. y finales del 2 d. de J.C., aparecen numerosos libros que constituyen, en su conjunto, el corpus hermeticum. A partir del siglo 5, estos textos son coleccionados, y encontramos en ellos referencias al libro de Toth, pero nunca una indicación precisa que permita encontrarlo. Los textos más célebres de esta serie son los titulados Asclepius, Koré Kosmou y Poimandres. El Asclepius en particular, nos brinda extrañas imágenes del poder de las civilizaciones desaparecidas. Y aún considerados como obras de ciencia-ficción, estos textos excitan vivamente la imaginación. San Agustín y numerosos teólogos y filósofos se interesaron mucho por ellos. Sin duda alguna estos textos son los que propagaron el Libro de Toth. Este aparece tan a menudo, desde el siglo 5 de la era cristiana hasta nuestros días, que podemos preguntarnos cómo fue reproducido antes de la invención de la imprenta y de la fotografía. La Inquisición lo quemó al menos treinta veces, y se necesitaría todo un libro para enumerar los extraños accidentes sufridos por los que se jactaban de poseer el libro de Toth. En el siglo XVIII, todo charlatán que se respetase alardeaba de poseerlo y aunque ninguno de ellos pudo mostrarlo, muchos murieron en las hogueras de la inquisición por esta causa, hasta el año 1825.

El libro de Toth entonces es el libro que existe pero no existe, pero lo que si parece existir es una asociación internacional de lo que se a dado en llamar "Hombres de Negro". Si existe tal organización, debe poseer necesariamente el libro o lo que queda de él. Y, si los egipcios aplicaron al papiro las mismas técnicas de conservación que a las momias, no es en modo alguno absurdo pensar que un papiro pudiese conservarse hasta el siglo XIX, a partir de cuya época pudo ser fotografiado. A menos que la organización de que se trata conociese la fotografía desde mucho antes, hipótesis que no debe descartarse a juzgar por ciertas pistas que nos otorga la historia. Todo esto hace que sintamos afán por saber más. Pero es comprensible que algunos piensen que la humanidad no está preparada para recibir estos conocimientos, y que una organización haga todo lo posible por impedir la publicación del libro de Toth. Hasta hoy, parece que lo han conseguido, y , a la luz de las aplicaciones que le dan algunos hombres al conocimiento, hasta puede que tengan razón. Lo cierto es que, si existiese una traducción del Libro de Toth, con pruebas de autenticidad y fotografías del texto original, todos los editores vacilarían antes de publicarla. ¿Usted no? 

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